El crecimiento personal se ha convertido en un tema muy popular en los últimos años
- EL INFORMADOR DEL VALLE
- hace 2 días
- 2 Min. de lectura

Escrito por el Rabino Mendy Sosonkin
Rabino de Jabad en Indio, California
Hay miles de cursos, talleres, coaches y mentores – cada uno con su propio camino para ayudarte a crecer, avanzar y conocerte mejor.
Una frase se repite una y otra vez: “Lo que no te impulsa hacia adelante, te frena.”
Y es cierto – quedarse en el mismo lugar, en realidad, muchas veces significa retroceder.
¿Pero dónde empieza el cambio real? No en la acción – sino en la forma de pensar.
Cuando cambia tu forma de ver la vida – todo empieza a cambiar contigo.
Lo curioso es que muchas veces la misma forma de pensar que creemos correcta – es la que nos está limitando.
Nos acostumbramos a mirar el mundo de una manera fija – y sin darnos cuenta, eso nos impide avanzar.
En la porción semanal de la Torá se menciona por primera vez el concepto de alimento kosher – una distinción entre los animales permitidos y los prohibidos para el consumo.
Para que un animal sea considerado kosher, debe cumplir con ciertos signos:
Un animal terrestre debe rumiar – es decir, volver a masticar su comida como parte del proceso digestivo –
y tener pezuñas hendidas – es decir, que sus patas estén divididas en dos partes.
Un pez debe tener aletas y escamas para ser considerado kosher.
Hoy en día no necesitamos revisar todo eso nosotros mismos – buscamos el símbolo de certificación kosher en los empaques, que indica que fue inspeccionado y aprobado.
Y ya que hablamos de comida – hay un sabor que todos reconocen de inmediato: el picante.
No es fácil de comer solo. Puede quemar, molestar, incluso asustar.
Pero cuando se lo integra bien, con equilibrio – no arruina el plato. Lo mejora.
Le da profundidad, fuerza, carácter.
Así también es la vida.
A veces hay momentos “picantes” – difíciles, confusos, desgastantes.
Y es muy fácil caer en tristeza o desánimo.
Pero la realidad es esta: si te cuesta – es porque tienes una misión.
No es un castigo, ni una casualidad. Es un llamado. Una oportunidad.
Y cuando entiendes eso –
No te preguntas “¿Por qué a mí?”, sino “¿Qué puedo hacer con esto?”
Quizás no tengas todas las respuestas – pero sabes que cada paso tiene sentido.
Y ese saber – te da fuerza.
Porque cada vez que te enfrentas al desafío, aunque sea duro – ya estás logrando algo.
No tiene que ser perfecto – solo tiene que ser verdadero.
Y eso… vale mucho.
Comments